Por supuesto se trata de una mujer que pinta
invocando las oscuras claridades del misterio.
 
No la vieja nuez del mundo
no la vieja nuez sin almendra.
 

 Mientras no intervenga una mujer en el coro de los dioses, estamos vitalmente incapacitados de tocar el cuerpo de la poesia. Hasta ahora, todo ha sido relaciones simbolicas, una falsa convinatoria espacial. Habiamos perdido la matinalidad del mundo, la capacidad de anunciacion; sin embargo nos salva aquello que Lezama nombra como naturaleza o sobreabundancia. A ella llegamos a traves de la imagen y de una substancia poetica que esta mujer conoce.

Lupina es nombre de flores y de islas, asi la imagino.

Ella esta dotada para vivir dos parcelas, la realidad y el sueño. Solo asi consigue encontrar las formas que habiamos perdido.

Gilberto G. Seik.
Holguin, Cuba. Enero 1994.